lunes, 13 de septiembre de 2010

XVI la torre


santorales

lucrecia maldonado

San Viernes es quizá el santo más promocionado, al menos entre las devociones populares. Uno de sus méritos es que no se venera una vez al año, como los otros santos, sino todas las semanas, menos la de su tocayo, Viernes Santo, y a veces también ahí. San Viernes es el patrono de todos aquellos que, agobiados por la supervivencia,trabajan, o descansan recibiendo un sueldo casi siempre de burócratas. Este santo tan querido y venerado permite aflojar corbatas, contar cachos no radiales, visitar sitios completamente profanos, romper con los deberes del esposo cristiano en tal estado de embrutecimiento que la conciencia no da cuenta de nada, y sobre todo, consumir cantidades de alcohol que harían ruborizarse a cualquier cosaco que se respete. Tambiénpermite que la gente muestre el amor que en el fondo de su ser siente por su país al cantar con voz enronquecida el vasto repertorio que las radios nacionales, debido a una vergonzante y en el fondo inexplicable falta de autoestima, solamente ponen en el aire entre diez y media de la noche y cinco de la mañana en días laborables, salvo honrosísimas excepciones que se podrían contar con los dedos de una mano, o de un pie. Y también ayuda a que se rompa por tandas de diez en diez la popular creencia que reza los hombres no lloran, pues entre el alcohol, la derrota del equipo favorito de fútbol, el recuerdo de la madre anciana o difunta, las frustraciones en general y el repertorio nacional puede haber quien se deshidrate fácilmente por vía ocular entre un viernes y un sábado cualquiera.

[
Salvo el Calvario]

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